Pasa por delante un matrimonio cincuentón y me llama la atención observar que ella parece el hombre. Después de una pequeña reflexión llego a la conclusión de que se trata de un tornillo que ha encontrado a su tuerca. Y de esto se trata.
Hay que estar vigilante para descubrir si con quien tenemos relación coincide el paso, como la tuerca y el tornillo, y si llegamos a la conclusión de que no, dejarlo lo antes posible. Lo mismo atañe a un trabajo o un negocio. Si ves que no va a funcionar cuanto antes termine menos se pierde.
A simple vista uno diría que con el paso del tiempo cada uno desarrolla sus rasgos propios en el caso de las parejas hetero, caso contrario de las parejas gay, que sufren un proceso de "pilimización" - en honor de las gemelas Pili y Mili - cada día se parecen más y más y más... lo mismo que perro y dueño, que terminan pareciendo madre e hija.
En la sección de anuncios de un peródico se venden estos artículos: Carcasa para papel albal 5€. Escobilla para acoplar a palo largo, semi-nueva 6€.
Por lo visto 5€ son un gran valor que justifca todo el mareo del proceso.
Hace un par de semanas oí a una chica comentar que esperaba a cobrar para comprarse una gorra que le encantaba. Costaba 5€. Mañana ya podrá realizar su sueño... Esperemos. Viva la pobreza!
En una entrevista en un periódico, una chica que se ha ido a trabajar a Bruselas comenta que está encantada porque allí a las 7 de la tarde ya está todo cerrado.
Quizás es el maravilloso futuro que nos espera aquí. Camino vamos. Más o menos desde 1983 cada año hemos perdido una sábana y la vida nocturna está prácticamente ya muerta.
Espero que cuando llegue este día feliz esté ya viendo el cielo de Orión. He fabulado la idea de que una suerte de avátar de nuestra mente es creado continuamente alli y que cuando se apague aquí, allí se encenderá. Podemos considerar que es una fábula de ciencia-ficción pues se me ocurrió basándome en la Teoría de la Información y en el Teorema de Bell.
No será así porque la realidad es más fantástica que donde llega nuestra pobre imaginación y limitados conocimientos.
Basta con pensar que la realidad de las comunicaciones de hoy día no fué ni remotamente imaginada por nadie hace sólo treinta años.
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