Serenísima: me dicen que soy oveja negra ¿qué es eso?
Respuesta de Jili Poleli
He tardado en contestarte porque el tema de tu consulta me cogió por sorpresa. Te pedí que me dijeras por donde frecuentabas para ver si te podía detectar, ya que aunque con frecuencia las ovejas negras se pintaban de blanco yo era capaz de descubrirlas. Ninguna oveja negra he visto, en mi periplo sí me he fijado, o he creído ver, que en ningún local o en la calle se practica el ligue, sólo se ve gente hablando y ninguna picardía ni mirada intencionada. He descubierto también que algunos jovencitos exhiben una pluma como estilizada, de nueva creación, que nunca antes había observado. Me gustaría saber que ilusiones y que ilusorios tienen estos chicos; puede que aspiren a la neosantidad vigente y dediquen sus esfuerzos a vivir según las preceptivas virtudes heroicas. Me ha venido a la memoria, por asociación de ideas, el Principio de R'MºNª "todos, una más puta que otra y santa ninguna".
El duende del flamenco, el talento innato e incompresible, parece ser que se puede aplicar más ampliamente. Que de manera general o en grupos concretos aparezca un determinado comportamiento común o que las ovejas negras hayan desaparecido ¿se deberá a un duende?. Quizás las ovejas negras sean ahora de nuevo cuño, como la pluma mentada, y a mí se me escapan. Las ovejas negras, como las he conocido, llevaban una vida ajena y paralela a los convencionalismos, con una tendencia a "la mala vida" y a la nocturnidad; de sexo fácil y descomprometido; lo que las hacía más visibles era que mostraban siempre un estado de satisfacción y contento, su manera de ser, su duende. No confundir las ovejas negras con las mucho más abundantes ovejas descarriadas o desquiciadas: sufrientes, culpables, sin control sobre si mismas, de carácter errático y víctimas de compulsiones.
La casualidad me llevó hoy mismo a pasar por delante del antiguo bar La Oveja Negra, continuador de una saga que arrancó desde el Boston, JS, Apuntadores, Ringo y que continuó hasta la celebérrima Casa Alfredo. En todos estos locales siempre se podía ver más de una oveja negra. Eran otros tiempos.
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